Sergio Mira Jordán

Y de nuevo, septiembre

Y de nuevo, septiembre
Septiembre de 2010   NOVELDA DIGITAL

Llegó septiembre. Otra vez la vuelta al cole, las compras de material, libros, ropa, el estuche de Hannah Montana, la mochila de Ben Ten, el walkman (¿habrá alguien que aún lo utilice?) de Hello Kitty. De nuevo, la vuelta al trabajo o a la esperanza de encontrar uno. De nuevo a recuperar, del fondo de los armarios, las chaquetas de punto, los pantalones de pana y los calcetines gordos. De nuevo a la rutina, a los días de desayunar, comer y cenar a horas decentes, a dejar los mojitos de las tres de la mañana, el aquagym del hotel y el vóley playa para el próximo verano.

Aún quedan algunas semanas para que empiece el otoño, para que caigan las hojas de los árboles y arrastren nuestros párpados y nuestros ánimos. Escribía en este mismo medio informativo la psicóloga y paisana nuestra Rosa Mary Rizo Martínez, siempre desde el punto de vista claro y específico de una profesional, cómo el verano (y su luz) influye en nuestro estado anímico. Os recomiendo sus artículos. También puede ser que la falta de ropa (nuestra y del respetable) aparezca precisamente en verano para alegrarnos los días y permitirnos combinar chanclas de 2 euros, polo de marca y bañador de flores sin la más mínima sensación de culpa o chabacanería. Y es que nadie duda de que en verano reina una alegría inherente y generalizada en el cuerpo y en el ambiente. Todo nos parece bonito: la chica del biquini rojo que vemos en la piscina municipal y que parece guiñarnos un ojo (¿será a mí?), la musiquita pegadiza de los chiringuitos «on the beach», los menús diarios de los restaurantes playeros a 11 euros con ochenta y cinco céntimos. Todo perfecto en verano. Hasta nos gusta que la brisa marina nos arañe la piel con humedad cargada de arenilla. Es verano, se hace de noche a las nueve y media y en la radio todas las canciones están en tonalidad mayor y hablan de amores que van y vienen, chicos esculpidos en arcilla y tabletas de chocolate y chicas que parecen sacadas de un desfile de ropa de baño del Fashion TV.

Sin embargo, el verano también puede ser un tiempo para la creatividad. Sin ir más lejos, estos meses de verano son los que yo aprovecho para trabajar en nuevos proyectos, iniciar otros que quizá no acabe nunca y rematar aquellos que quedaron pendientes en los cajones entrecerrados de la primavera. Por eso, al llegar septiembre, procuro tener más o menos encauzados esos proyectos, para así recibir el nuevo curso con el optimismo y la buena cara que mis alumnos se merecen. Todos estaremos más morenos, algunos parecerán más jóvenes, otros (como yo) luciremos alguna cana más… Afrontaré este septiembre con ilusión. Es un gran mes. Tiene treinta días, pero hay un equinoccio perfecto con el que iniciar otra etapa que a todos, como no puede ser de otra manera, os deseo cargada de éxitos en el trabajo, felicidad en la familia y mucha salud en la vida.

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