La noticia saltaba hace pocos días, pero, a poco que uno hurgaba en el interior, se percataba de que tenía algunos años. Suele ocurrir: las redes sociales rebotan contenidos ya pasados que se nos asemejan nuevos y los viejos comentarios se confunden con los actuales. Pero esa noticia es atemporal. Al parecer, médicos ingleses van a recetarles libros a enfermos de depresión y ansiedad. Sobre todo, poesía y novela, pero también volúmenes propios del género de autoayuda. Y, claro, como los médicos saben de
Mes: julio 2016
«Uno no escribe las novelas que quiere, sino las que puede». Así empieza el artículo «Novelas de la ciencia», firmado por Antonio Muñoz Molina en su sección Las dos culturas de la revista Muy interesante (nº 422, julio 2016). En el texto, el académico explica que lleva cinco o seis años rondando la idea de una novela cuyo protagonista sea un científico. La tesis que persigue con ello, y que el de Úbeda relata en el primer párrafo del artículo, es
Es una historia conocida, repetida a lo largo de los tiempos y almacenada en las enciclopedias literarias para estudio, análisis y tranquilidad de escritores futuros. Chuck Palahniuk escribió El club de la lucha (en original, Fight Club) porque ninguna editorial le compraba su primera obra, Monstruos invisibles, la historia de una top model desfigurada tras un accidente que cruza Estados Unidos robando medicamentos de los botiquines de los ancianos para luego vender una parte y tomarse la otra. En