Esta semana el mundo de la cultura (alicantina y española) ha conocido la noticia de que la emblemática librería 80 mundos, faro cultural de Alicante desde hace cuarenta años, tiene que echar el cierre. Una empresa familiar madrileña ha comprado el edificio de la calle General Marvá, en pleno centro de la ciudad, en el que se ubica el comercio desde que lo abriera Fernando Linde en 1984 y quiere dedicarlo a alquileres turísticos.
Qué típico.
Como en una novela negra, el poder acecha al débil para desplazarlo del mundo. Solo que aquí tenemos 80 mundos y la fuerza de la cultura y diría que de la razón. La librería, ya bajo una nueva dirección tras la jubilación del propietario, recibió en 2019 el XX Premio Librería Cultural 2019, otorgado por CEGAL y el ministerio de Cultura, cuyo titular se ha pronunciado en contra del cierre.
Poco pueden hacer los dueños actuales, Ralph del Valle, Marina Vicente, Carmen Juan y Sara Trigueros, aunque algo parece que quiere hacer el ayuntamiento. Veremos en qué queda todo, porque el plazo para marcharse empieza a correr y ahora, con la indemnización que les den (figura en el contrato), deberán buscar un nuevo local y empezar de cero. Justo ahora, en mitad de la campaña de libros de texto, que supone el mayor porcentaje de ventas de una librería. Justo ahora, cuando deberían estar preparando la rentrée editorial de septiembre. Justo ahora, cuando más hacen falta las librerías, de los poquísimos puntos de encuentro entre público y autores que hay. En diciembre, en mi escapada navideña a la terreta presenté mi última novela, mano a mano con Mariano Sánchez Soler. No era la primera vez que visitaba como autor 80 mundos, espacio que siempre me acogió. Y sé que no será la última. En otra calle y en otro espacio, la librería 80 mundos seguirá. Alicante se lo merece.
Mientras tanto, estoy convencido de que los socios actuales están buscando la manera de abrir una campaña de crowdfunding para que todos los lectores y amigos de la librería (al estilo de lo que hicieron los dueños de la taberna Garibaldi para mudarse) podamos aportar nuestro granito de arena para que estos «mundos» tan necesarios sigan girando muchísimos más años.
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