Sergio Mira Jordán

Reseña de «Sin aditivos»

Hace poco más de dos años hablaba en este mismo blog de una sorprendente novela, 9 corto, de C. J. Nieto, sorprendente no por la trama o los personajes (quienes leemos habitualmente novela negra, criminal, policiaca y todos los subgéneros imaginables estamos curados de espanto), sino por la forma: era aquella una historia escrita a base de frases de nueve palabras. Decía entonces que, a pesar de la dificultad y de lo que a priori podría pensarse, nada resultaba forzoso y la historia fluía sin problemas y con maestría. 9 corto obtuvo una muy buena acogida, por parte de público y crítica, y llegó a ser finalista del Premio Cubelles Noir 2021 a la mejor novela en castellano.

Pues bien, C. J. Nieto se ha superado con esta nueva novela, Sin aditivos, publicada por la editorial Alrevés. Y de nuevo, con restricciones oulipianas que no entorpecen la lectura ni la construcción de una trama en la que se cuelan abogados corruptos, herederas mafiosas, crímenes impunes, inmigrantes ilegales, hijas de aquí y de allá y, como en su anterior obra, una ciudad de Las Palmas de Gran Canaria que no es tan reconocible como la del recientemente fallecido Alexis Ravelo (profesor y valedor de C. J. Nieto), pero que es espejo de la realidad. Y eso también forma parte del juego que nos propone la autora.

En esta ocasión, Nieto nos propone un libro sin adjetivos, aunque la autora hace algunas concesiones. Aun así, son muy pocos, poquísimos, los adjetivos calificativos que se cuelan en el texto (los adjetivos sustantivados o los participios no cuentan para el cómputo). El primer adjetivo con que uno se topa («ponía un vaso largo») supone un mazazo después de casi media novela sin ver ninguno. Luego hay unos siete u ocho más. No importa. Cuando uno termina de leer la novela (un par de horas desde que leyó la primera frase) no echa de menos los adjetivos. Es más, se plantea si no se debería escribir así, dando prioridad a sustantivos y verbos, al modo aristotélico, porque las historias son, básicamente, acciones de personajes. En ellas se sustenta todo y Sin aditivos es una novela donde prima la trama, una novela corta, con las páginas justas. Al respecto, leía hace poco el ensayo Escribir ficción, de Edith Wharton (Páginas de Espuma, 2011), donde la escritora estadounidense decía que las novelas o los cuentos debían tener la extensión justa, sin la impresión de que sobra mucho ni con la sensación de que algo falta. Sin aditivos es así: ciento cincuenta y ocho páginas perfectas.

¿Cómo puede superarse (o rizar más el rizo) C. J. Nieto? Pues hablé con ella (suerte que tiene uno) y, si lo consigue, y todo apunta a que lo hará, dará mucho que hablar. Yo ya tengo ganas de leer su próxima novela.

Sin aditivos está publicada por Alrevés (2023) y se puede comprar aquí.


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