Los animales, al igual que los niños pequeños, únicamente encuentran una reacción posible cuando se ven amenazados. Los primeros optan por el ataque desenfrenado, basado en el instinto más básico de supervivencia. Los niños prefieren el pataleo. Y luego hay personas como Mariano Rajoy, que a veces patalean y otras atacan con ese afán por sobrevivir, afán que va in crescendo a medida que se aproxima el 9 de marzo.
Una de sus últimas «hazañas» ha sido copiar la Ley de Extranjería, incluyendo el plus de xenofobia hacia un colectivo, los inmigrantes, que se merecen de todo menos un contrato que procure bien que sus días en nuestro país sean la cuenta atrás para su expulsión. En España, lo que quizá no sabe el señor Rajoy es que hace ya mucho tiempo que dejamos de expulsar a extranjeros que únicamente vienen a trabajar.
Por otro lado, otra clave fundamental de esta política del miedo que está llevando a cabo el Partido Popular es la economía. En una intervención, no hace muchos días, el señor Rajoy insultaba a unos científicos, cineastas y músicos de nuestro país que lo único que habían hecho era crear una plataforma a favor de Zapatero. ¿Qué ocurre, que si gobierna el señor Rajoy a partir del 9 de marzo habrá listas negras con todas las personas que le «caen mal»? ¿Dividirá la sociedad entre buenos y malos, de esa forma maniquea de despreciar al otro porque no piensa igual que tú? ¿A quién me recuerda eso?
En esa intervención, decía, el señor Rajoy prometía no apoyar a los artistas del canon digital, sino a los que tenían dificultades para llegar a final de mes, a los pensionistas y los que están pagando la hipoteca. Por lo visto, con Rajoy en la presidencia del Gobierno todo eso se va a terminar. Lo dudo mucho: vivimos en unos tiempos de crisis mundial donde, por fortuna y gracias a la gestión de Rodríguez Zapatero, España es, y eso según la prestigiosa revista The Economist, una de las trece potencias económicas del mundo, cuyo producto interior bruto crecerá un 2% durante el año que viene.
Sin embargo, para el presidente del PP, todos se equivocan menos él. Bueno, al menos Gallardón pensará que Mariano Rajoy también se ha equivocado dejándolo fuera de las listas.
Lo que está bastante claro es que no se puede confiar en un posible gobierno liderado por el señor Rajoy, un hombre que ha dicho que quitará el derecho de adopción a parejas del mismo sexo, avance que han adoptado recientemente países como Israel.
Estamos en campaña, y Rajoy ya está quitando derechos y derogando leyes. ¡Vivir para ver!
Y de lo demás, «donde dije digo, digo Diego». Me refiero al tema del trasvase del Ebro, el agua que no llega, el miedo a la sequía y los campos abandonados que enarbolaron la campaña anterior del PP. Pueblos enteros de Murcia y la Comunidad Valenciana con la bandera y la pegatina del «Agua para Todos». Agricultores en la calle tras la pancarta que les puso el Partido Popular delante. ¿Y todo para qué? Como hemos visto, para nada. Un par de escaños los ha echado para atrás, dejando la mentira, el engaño y la manipulación al descubierto. En el programa electoral del PP para las elecciones del 9 de marzo ya no existe el trasvase del Ebro. No obstante, el PP de Valencia no se rinde. Sí, exacto, el mismo PP en el que no hace muchos años se brindaba con agua desalada. Mira qué cosas. En Valencia han atisbado la hecatombe que se puede producir en las próximas elecciones. Hace cuatro años ganaron con el engaño a miles y miles de agricultores. Pero ahora, ahora ya no les queda absolutamente nada. Están desamparados.
Pero para el tema del agua, la perla que nos dejó el señor Francisco Amarillo, director general de Desarrollo Rural del Ministerio de Agricultura, el día que se inauguraron las obras del embalse Luis Alted: «El campo no sabe de dónde viene el agua ni le interesa; lo único que quiere el campo es agua de calidad, en el momento en que se necesite y a un precio que el agricultor pueda pagar». Todo lo demás son promesas que, como hemos visto en el caso del señor Rajoy, caen en saco roto.