La nueva selectividad

Por fin, aunque a finales de julio (cuando en varias comunidades ni siquiera hay concreción de los currículos de secundaria y bachillerato y quedan unos cuarenta días para que empiece el curso), el gobierno ha tenido a bien presentar cómo será la «nueva» prueba de acceso a la universidad. Pongo nueva entre comillas porque esta EBAU, o PAU, o EvAU, tendrá una implantación progresiva que no culminará hasta el curso 2026/2027, cuando es probable que la LOMLOE ya esté derogada y haya sobre la mesa una novísima ley de educación.

Veamos en qué consistirá esta nueva prueba, que, como ya viene siendo habitual, nos llega a los docentes por la prensa y no por canales más apropiados. ¿Pensarán desde el ministerio de Educación que estamos en uno de esos tres meses de vacaciones? ¿O es que saben muy bien quiénes tienen la responsabilidad de educar? Exponía el diario El País el miércoles 27 de julio:

Si en la actualidad, cualquier alumno de bachillerato hace en la fase general cuatro o cinco exámenes (Lengua Castellana y Literatura, Historia de España, Inglés y la asignatura de modalidad: Matemáticas o Latín; el quinto sería el examen de la lengua y la literatura del idioma cooficial de su comunidad autónoma, si lo hubiera) y dos más (que pueden llegar a ser cuatro) en la fase específica y voluntaria, aunque obligatoria si quieres sacar una nota muy alta, algo que se ha convertido en habitual en los últimos años; si todo era así hasta ahora, en junio de 2027 ese alumno de bachillerato hará solamente dos pruebas: el examen de su modalidad (Matemáticas II, Matemáticas aplicadas a las Ciencias Sociales, Latín II o Ciencias Generales, la asignatura que se sacaron de la chistera en ese nuevo bachillerato que incorpora la LOMLOE) y una prueba general «de madurez» que, atención, vendrá a ser un batiburrillo de Lengua Castellana y Literatura, Inglés, Historia de España, Historia de la Filosofía y, en algunos casos, Lengua y Literatura del idioma cooficial. ¿Cuánto han previsto que dure ese examen que aglutina todas las disciplinas humanísticas que se estudian en bachillerato? Un poco más que cualquier examen de EBAU de ahora: una hora y cuarenta minutos. 100 minutos redondos.

¿En qué consistirá? Siempre según El País, van a basar ese examen de madurez académica en un dosier

formado por varios documentos, que podrán ser textos (literarios, de opinión, informativos…), imágenes, infografías, audiovisuales o de otro tipo. Todos girarán en torno a un mismo tema, que podrá ser de actualidad, científico, humanístico o de otra clase. La prueba se dividirá en tres. La primera parte estará destinada a «la lectura detenida y el análisis» de los documentos y durará 15 minutos. La segunda parte constará de 15 o 20 preguntas «cerradas o semiconstruidas» que estarán orientadas a poner a prueba la «capacidad de pensamiento crítico, reflexión y madurez» del alumnado. Dos o tres de estas preguntas estarán formuladas en la lengua extranjera. A este segundo apartado se le asignarán 40 minutos. La tercera y última parte de la prueba consistirá en tres preguntas abiertas (una en lengua extranjera) en torno a las cuestiones del dosier, que exigirán «construcción por parte del alumnado” y no tendrán «una sola respuesta correcta inequívoca». Durará 45 minutos.

Analicemos la prueba. Tres partes, de las cuales la primera se dedica a leer detenidamente el dosier, un dosier con una mezcla de textos literarios y no literarios —y ojo, que esto es de traca, también audiovisuales, algo que no se cree ni el ministerio— que, suponemos, propondrá la universidad y que en clase se trabajará de la mejor manera posible por parte del profesorado. Eso de dedicar 15 minutos a la lectura detenida es un insulto a la inteligencia de los bachilleres y a su gestión del tiempo. Si alguien termina de leer y analizar el dosier antes, ¿qué hace? Por el contrario, a los alumnos con NEAE ¿se les dejará más tiempo? Hablemos del dosier. Durante un curso impartí Español A: Lengua y Literatura en el Bachillerato Internacional (antes de darme cuenta de que la asignatura hermana, Español A: Literatura era mucho más apasionante para los chavales). Una de las pruebas finales de esa asignatura en su evaluación externa y en el nivel superior era precisamente el análisis de dos textos no literarios no vistos antes en clase y que contaban con una pregunta de apoyo que no tenía por qué ser respondida. Para ello contaban con dos horas y cuarto. Para prepararlos para el examen, la guía de la asignatura propone una serie de textos (como se ve en la imagen inferior), pero es responsabilidad del docente organizar y elegir el material y los textos que configuren un dosier suficientemente amplio para que los alumnos puedan responder a cualquier cosa que les pongan. La propuesta del ministerio para esa nueva EBAU me ha recordado vagamente la asignatura del Bachillerato Internacional.

Extraído de: http://www.apc.edu.ec/wp-content/uploads/2020/06/Guia-Lengua-y-Literatura-2020.pdf

Sin embargo, esa futura EBAU incluirá también textos literarios (en el BI entran en lo que se llama Prueba 2 en la asignatura descrita más arriba). Durante los 40 minutos siguientes del examen, en la segunda parte, el alumno deberá responder a 15 o 20 preguntas (no lo han decidido aún…) sobre los textos del dosier, dos o tres de ellas en inglés (es para reírse fuerte). Y más carcajadas provoca aún que sean respuestas cerradas o semiconstruidas; es decir, de respuesta múltiple, tipo test o donde solo haya que escribir algunas palabras. Eso sí, con madurez, por supuesto.

La tercera parte consistirá en la respuesta a tres preguntas abiertas (una de ellas en inglés) sobre los textos del dosier. Para ello, el alumno dedicaría 45 minutos, un cuarto de hora por respuesta. Ahora mismo pocos alumnos podrían afrontar ese examen. Esperemos que dentro de cinco cursos lo puedan conseguir, sí para entonces sigue en pie la LOMLOE.

El dosier, no lo olvidemos, tiene que abarcar cuatro asignaturas (Lengua, Historia, Filosofía e Inglés), así que me salen cinco preguntas tipo test por materia tirando por lo alto. Es vergonzoso cómo se está expoliando el saber de las aulas, menospreciando la capacidad crítica y cognitiva de los adolescentes. Se menosprecia el estudio de una lengua extranjera, desoyendo la propuesta habitual de los profesores de incluir la comprensión y expresión orales. Y un largo etcétera. Cuatro asignaturas (cinco en las comunidades con lengua cooficial) con un peso importantísimo en el cómputo horario de bachillerato convertidas, a partir del curso 2026/2027 en un examen de 100 minutos a partir de un dosier que será un batiburrillo (y no muy largo, pues solo disponen de 15 minutos para leerlo detenidamente) de textos filosóficos, históricos, literarios, en inglés… Una locura. Un insulto a la inteligencia.

Hace poco publiqué el ensayo Quintiliano, el pedagogo. Didáctica para profesores modernos (Libros.com, 2021). En un momento del texto abogaba por pruebas específicas de entrada a cada facultad y, al terminar el bachillerato, una prueba general para todos, sin importar la modalidad cursada. Esto es lo que escribí en su día:

– Un comentario de texto escrito sobre un artículo de opinión (análisis del texto y redacción de una valoración crítica y una opinión sobre el tema).

– Un examen oral con una disertación filosófica (bien argumentada y con posibilidad de preguntas de un tribunal) basada en una de cinco o seis grandes preguntas que los alumnos podrían conocer de antemano. O improvisadas, si hemos desarrollado una buena destreza en ese «decir de repente» del que hablaba Quintiliano.

– Una prueba oral y escrita de segunda lengua (inglés) con un nivel B1 según el Marco Común Europeo de Referencia.

– En aquellas regiones con lengua cooficial, una prueba oral y escrita con un nivel B2.

– Un examen escrito de conocimientos de ámbito social: historia, geografía, arte…

Ahora que lo veo mejor, a esa última prueba (que podría ser tipo test, ya que nos gusta tanto ese tipo de exámenes) se le podrían añadir preguntas generales sobre ciencias. No olvidemos que exámenes de Física, Latín, Química, Matemáticas, Lengua Castellana, Biología… ya haría el alumno en los respectivos exámenes de ingreso de sus carreras.

Esperaremos a leer el borrador sobre esa nueva EBAU, aunque lo que ha avanzado la prensa no me gusta nada de nada.

Comentarios

  1. Pingback: La prueba piloto de la EBAU - Sergio Mira Jordán

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